Prensa

El gesto de la pianísta es tan elegante como el instrumento y las melodías qui emanan de él. La magia del piano que canta bajo los gestos precisos y cultivados de Ester Pineda embrujan un público que se resiste a salir de su estado de ensueño. »La música empieza donde acaba el poder de las palabras» decía Wagner. Ester Pineda y su pianismo parecen ser la ilustración perfecta de aquella cita. Un momento de total belleza.

 

Vosges Matin

(…) “A pesar de que, a excepción de Alicia de Larrocha, se ven pocos pianistas españoles en los escenarios internacionales, existe una buena escuela, cercana de la francesa, que ha dado grandes virtuosos, entre los cuales hoy podemos citar a Maria Luisa Cantos, Ester Pineda, Joaquin Achúcarro y Josep Colom, entre otros.”

 

Piano 10 – Numero especial de La Lettre du Musicien

(…) “Tiene carácter y sensibilidad. Y un sonido untuoso propio de los grandes pianistas. Las “Noches en los Jardines de España” que cantó de Falla, no se equiparaban aquella velada, a la noche en los bellos jardines Ephrussi de Rotschild, enriquecida por los sonidos del piano de Ester.”

 

André Pereygne – Nice Matin

(…) “Turina es un músico que debería ser más conocido: la proximidad de Albéniz y de Falla le ha injustamente relegado a un segundo plano. La grabación de Clara Bonaldi y Ester Pineda repara esa injusticia. Las obras son atractivas y la interpretación, sin concesiones, corresponde al carácter idoneo para la música de cámara. El equilibrio entre los instrumentos, primordial, nos aporta, junto al placer del descubrimiento, la satisfacción que da el trabajo realizado por estas dos intérpretes que no buscan el brillar por su propia cuenta, sino el servir, y bien servir, la música de Turina».

 

Jean ROY – Le Monde de la Musique

(…) “Desde las primeras notas, Ester Pineda sabe ganarse un público conquistado por la sutileza de sus interpretaciones y su maestría pianística.”

 

Jean Liscot – Le Dauphiné

(…)“Ester Pineda se revela como una pianista con posibilidades frente a un repertorio nada fácil que requiere no sólo una técnica suficiente sino una muy especial disposición anímica. Así, por ejemplo, afronta con dulzura la brevedad, la concentración expresiva de las Cançons i Danses de Frederic Mompou y no pierde el sentido constructivo en esa mirada hacia la naturaleza y mas allá, que es el lisztiano Valle de Obermann.”

 

Julio Andrade Malde – Scherzo Magazine